martes, 22 de septiembre de 2009

Un Kierkegaardeano / Nicolás Jozami


Pintura sobre oleo:
Soren Kierkegaard en el salón de café de su casa.
Christian Olavius, 1843.

Se encuentran en una esquina y se sientan en el cordón de la vereda a charlar hasta que un auto los vuelve a poner de pie. De repente, un fuerte movimiento sacude todo. El temblor dura, se hace eterno. La gente desespera y corre. Uno de los dos se guarece bajo un tinglado y se acuesta en el suelo. El otro queda parado en el exacto lugar donde habían comenzado a hablar. Vuelve la quietud repentinamente. El que estaba recostado se acerca al otro y lo interpela con sorpresa -¿no te asustaste?- El otro le contesta mirando al asfalto: -Mi alma vive en ese estado para poder escucharlo a Él.

Nicolás Jozami

martes, 15 de septiembre de 2009

Evo Morales



Moktezuma se rinde a Hernan Cortés.
Museo de América (Madrid)




"Cuando los españoles y los europeos llegaban a América, nuestros abuelos nunca dijeron que eran ilegales", recordó en Madrid el presidente
boliviano, Evo Morales.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Sandías / Alexis Comamala


Frida Kahlo. Viva la vida, 1954.

I
recuerdo las tardes de calor insaciable
llega un camión de Chajarí
con mundos verdes veteados
el tío de un amigo baja una a una
las sandías del Litoral
entre Cristian, Elvio y yo
nos llevamos tres o cuatro cada uno
no recuerdo que nos cobren esta felicidad
éste es otro mundo
universos rojos adentro
así debe ser la superficie de Marte
por fuera del mundo nuestra infancia

II
debajo siempre debajo
allí debajo de las camas de mis abuelos
en Piquillín
amanecían las dormilonas
eran trece o catorce según la época del verano
cada una paciente esperaba su turno -me decía mi madre-
ésta es la única manera de conservarlas frescas
aquí en el campo
donde tarde llegó ese invento del frío,
ya que no se conocía allí, la luz eléctrica
fresquitas
esas guachas, amanecían entonces listas para despanzurrarlas
entonces el sol que pega fuerte
obligaba a partir sandías y esperar apoltronados que llegara el ocaso
entre los cinco hermanos, mi abuela la Fina y el tío Venido
recorrían los senderos de la mesa
la misa terminaba con siete triángulos
equidistantes e iguales uno del otro
la siesta eran miles de semillas desfilando de sus bocas hacia los platos
habrá que esperar otro día para rezarle a dios por un nuevo mundo rojo

III
es tarde
llego a mi lugar de encierro
celebro la misa
saco media de la heladera
recuerdo a mi madre
mi infancia
la puerta de mi mente abierta
para entrar otra vez en ensoñación
saco el cuchillo
lo clavo en un centro
abro
empujo
insisto
la corto en cuartos como si alguien me acompañara
voy comiendo
las devoro
como si así pudiera borrar los recuerdos que me traen a esta realidad
termina el rito
la sed de vivir ha sido calmada por horas

IV
hay una cuarta sandía que nadie se atreve a comer
me asalta por las noches
está posada sobre la mano izquierda de Marquitos
hombre de cuatro años que vive sin dudar demasiado
yo juego con él
el juega a que es grande y lo es
el fruto rojo
sandía
le trae al niño la tranquilidad de la sed calmada


Alexis Comamala 

El día más parecido. Antologia Pan Comido
Llanto de mudo, Córdoba, 2009.
 

viernes, 11 de septiembre de 2009

Riña de gallos / Jorge Leonidas Escudero

Antonio Berni.
Manifestación
. 1934

Otra vez
por dormido mal anoche amanecí atravesao.
Por eso le dije a un amigo tu poesía
nada que ver con la poesía,
es harina de otra bolsa.
Y como el hombre se molestó
l´endilgué este discurso: ¿Qué ti has créido ah?
tirás la taba al aire y cuando cae culo
vos decís gané.
Además si tu asunto es engañarte hacé
lo que se te más guste,
largá ventosidades por la boca
y escribilas como poema, pero no me vengás
con que son verdades mundiales.

Cierto le pegué rudamente hoy
por las palabras bostezadoras qu´escribe y él
de manera peor me devolvió los palos.
Si mi abuela viviera nos hubiera dicho dejen
de darse picotazos en la cresta,
con su pan se la coman a la poesía.

 

Jorge Leonidas Escudero 


Historia del arte / Alberto Girri

Mordimos sobre cuanto existe hasta escarnecerlo, hasta la desvergüenza, una provocación a lo desconocido, un esfuerzo a menudo ...