jueves, 26 de julio de 2012

La mano extendida, la mano levantada (Kioto) / Juan Noel Mazzadi






Templos de Kioto barnizados
por inmensos engaños
los biznietos de los nietos de los
poderosos
-aquellos que pagaron las piedras
iniciales
quemaron el primer incienso
pidieron a unos dioses
tan ingenuos como ellos
vida repetida, felicidad de amor
perpetua,
oro, triunfos en la guerra-


los descendientes de aquellos
muertos
que murieron de pronto y solos
como cualquiera
esos conservan y veneran y
pintan
de rojo las espléndidas columnas
del Heián
cuidan los capiteles, las tejas,
la armonía verde de los parques
y así bajo la lluvia los Templos
crecen
vívidas gemas
altares de la imposible Eternidad.


Sin embargo
cuando el ave Hoo del Paraíso
tiende a volar sus alas de bronce
y en el ocaso el Templo Dorado
se me aparece luminoso,
perfecto,
con su miel interior petrificada,
su pasiva entrega a la quietud del
agua,


empiezo a querer para mí que
vuelva
a renacer mi vida
que incontables veces el ciclo
se repita
añoro con dolor mi juventud
el triunfo en la batalla
que se inició perdida
el oro que no tendré jamás, el
amor
de cuando el amor era tan fresco
como los nevados cerezos del
Kiyomisu.


Ejércitos de ídolos del
Sanjúsangendó
alineados a la espera de mi
plegaria
condúzcanme hasta el Antiguo
Maestro
para que con su diestra
levantada
me enseñe
la resignación
y con su izquierda extendida
me haga el don del olvido.



 Juan Noel Mazzadi (Junín, 1932-1993)

En Japón.  Ediciones de la Pampa Chata.  Junín, 1996.



De los nidos de ginebra / Juan Noel Mazzadi

Foto gentileza robada: 
Blog de Griselda Garcia http://griseldagarcia.blogspot.com.ar/2012/06/juan-noel-mazzadi-de-los-nidos-de.html





   Mis mediodías son sótanos despellejados
que el sol lastima, 
los ruidos de grillos
los roces sin piedad de zapatillas, de plumas
contra los zócalos,
los aullidos horrendos de las mariposas, la centella
de un fósforo que parte mi cerebro,
los cigarrillos que empiezan su carrera,
todo está contenido en Tu mediodía, Señor

   Dios, sálvame
de esta hendida, de la caravana
de pianos de arena y de sus frases
que ya los sabios tuvieron por indescifrables,
de violas y violines que prosiguen con raspidos
un discurso insulso,
la casa sombría no es protección,
los santos me dan la espalda, Dios
que me olvidas.

   Tu rata, como sabes, vive hambrienta
en dormitorio desconocido, acurrucada 
contra el pie de una cama Sheraton
y pende de murmullos, de amenazas
refugiada en un gramo de oscuridad
con terror hacia un trayecto de centímetros.

   ¿Creen en Ti las ratas? … Quieren,
supongo vivir, frotarse el hocico con el hocico 
de sus congéneres,
durar con el estómago caliente
canturrear en la penumbra de sus festividades
hurtar carroña, soñar penetraciones,
no se sienten culpables sino ágiles
al corretear más allá de su agujero
o volver a él, muerden y matan 
lustrosas, lavadas en el placer, en el miedo,
entre el tufo de sus hijuelos, 
hembras y ancianos de la inmunda raza

  pero Hoy es Tu mediodía
y ha quedado aislada, es rata
que me da un asco indecible,
asco también ella me tiene, nos odiamos,
  va tentando el sendero de su cueva, 
ignorándola me escurro hacia otro lado, 
hacia las huchas donde guardo
la ginebra, ella
regresa a su poblado apestoso, 
yo, Señor, espero el llamado
de Tu voz,
solitario y ajeno. Tus criaturas
  
  somos iguales, no lo repitas,
pero la rata tiene una consistencia
que yo no tengo, un orgullo, una indiferencia
de déspota, come mis detritos y está entera,
yo le tengo miedo, se aproxima el final, 
te pido una mirada, complacencia
por el poeta, tiempo bonancible, una flor, 
años de sueño, 
y Tu perdón, Dios, Tu perdón.


 Juan Noel Mazzadi (Junín, 1932-1993)

En El mal. Ediciones Salido. Junín, 1981.

sábado, 21 de julio de 2012

Ser hecho a mano / Alberto Hidalgo





El aire almacenado en los textos de física y de química
cómo me satisface, me enamora.
Ese es el aire que respiro.

La luz para la memoria de los siglos en la pintura establecida
por los colores siempre insomnes,
es la luz con que veo.

El calor irradiado de los libelos y demás hogueras
resplandecientes de odio equitativo
es el calor que me circunda

Mujeres de escultura y natación,
a la existencia incorporadas de tanto presentirlas;
pueblan de júbilo mis ansias
Si alguien pudiera escamotearme el suelo debajo de los pies
mi cuerpo quedaría bien parado.
le da levitación la poesía

Si desnudo la música me viste.
si cansado los libros me transfieren.
si mudo el verso me declama

Aire luz y calor placer y suelo vestuario,
movimiento y habla,
con herramientas de ala y pétalo
me los hago a la medida de mi ser

El hombre es un acto manual



Alberto Hidalgo (Arequipa, 1897 - Buenos Aires, 1967)

En Antología personal. Poemas con esencia. CEAL. Buenos Aires, 1967.

viernes, 20 de julio de 2012

Semáforo / Alberto Hidalgo


Mejor es que los ojos como lámparas trémulas se apaguen
que los sonidos sean transparentados a donde nunca se los oiga
que no acepten el vuelo de los vocablos
que no haya casos cuando yo poeme

Pido la cesantía de las buenas costumbres del lenguaje
la defunción de la gramática
el aniquilamiento del sentido doméstico en el canto
exijo ausencias cuando yo poemo

Propugno el culto de la errata
el celeste relámpago de la equivocación
el juego mágico de malentendidos entre versistas y leyentes
para que juntos poememos en perseveración de este prodigio

El poemar repuebla al tiempo
acrecienta el espacio de perspectivas y alrededores
y en tanto que se espacia poemando
se tiempa para siempre quien poema



Alberto Hidalgo (Arequipa, 1897 - Buenos Aires, 1967)

En Antología personal. Poemas con esencia. CEAL. Buenos Aires, 1967.

Historia del arte / Alberto Girri

Mordimos sobre cuanto existe hasta escarnecerlo, hasta la desvergüenza, una provocación a lo desconocido, un esfuerzo a menudo ...