El que fui vuelve llorando, y no hay
manera
De aplacar su pena sola.
El que fui viene llorando: es sólo un
niño
Que no puede con la tarde.
Le diría que se vaya,
Que ya no tengo más aquellas láminas
Con paisajes, donde una luz de
atardecer duraba;
Donde pasaba un ángel con un aro
Mas no tengo valor para volverme.
Él me toca en el hombro, y se detiene
Alelado: no comprende; y llora aún
más.
Cómo arreglarme un rostro ya para
enfrentarlo.
Y se queda. Y reincide. Y calla luego.
(La luz, final, vacila; sale la brisa;
algo tiembla)
Cuando no es más que un niño
desvalido
Y solo, que no puede con la tarde.
Juan Cunha (Sauce de Illescas,1910- Montevideo,1985)
En Carpeta de mi gestión
terrestre.
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