sábado, 20 de junio de 2009

Tiempos de mi madre / Alexis Comamala

MADRE DE BARRO

Humahuaca - Jujuy
Foto: Alexis Comamala


A ella, a quién más.


La madre no es algo que se piensa.

Alejandro Schmidt.



Durante los últimos tiempos, a mi madre
por las noches, le inyectaba morfina.


El cáncer en su páncreas,
cubría ya varios países de su cuerpo.
Era del tamaño de un continente de fuego,
desparramado por todo el territorio de vida.


Estaba mi tía Tere por momentos,
también Corina, la hermana que eligió mi madre
y, mi padre desviado a acompañarla día y noche.


Todos luchando
y, mi madre redoblando la apuesta al infinito.
Nosotros, a pesar de bajar los brazos,
creíamos entonces en algo,
la morfina dolía o aliviaba.

Eso no importa, es solo ciencia.

Mi madre murió antes de su dosis matinal.
Yo, en otra cama a metros de ella desperté,
su cuerpo en convulsión, agitado en espanto.
¿Que hacer, si no somos maquinas al servicio de la alegría?
Entonces seguir, llamar a Mónica, medica vecina.


¿Para que todo esto? Ya se iba.
¿Para rehabilitar la esperanza?
¿Justificar la muerte?
Entonces lloro.


Ya jamás habrá un fuentón caliente, que abarquen estos pies
y este corazón helado. Sentir el cuidado de si, a través del otro.

Mi uña encarnada una o dos veces por año
y, allí ese fuentón calentito, viniendo del centro del mundo.
Y mi pie izquierdo hinchado, con su pus fluyendo
cayendo en el fondo del lago.


Mas allá que dios no exista, para estas ocasiones ella sabia
los versículos del dolor.


Existió mi madre junto a una cama agonizando,
existió un fuentón lleno de agua caliente en el marco del mundo,
existió la sal gruesa que sirve para que no fallezcan los pies,
existió un fuentón rebajado con agua fría según las marcas térmicas, 
existieron un par de pies hundiéndose en la pócima.


Necesito ahora, la cabeza fría por la lluvia.
Debajo de mis pies el fuentón de mi madre.
Nada es posible ahora.




Alexis Comamala

3 comentarios:

Leo/Pi dijo...

me tocó mucho Alexis... muchisimo!

Anónimo dijo...

Ale, vos sabes que a mi la poesia no me llega mucho pero esta me conmueve y es una de las que mas me gusta ademas del de la Sandias.
Anita V.

Leonor Mauvecin dijo...

Alexis , cuánto dolor , es un ramillete de rosas oscuras color de la sangre, sangre de las entrañas del cuerpo y del alma .He sentido tu dolor y he vuelto a perder a mi madre en tus palabras .bello poema donde Melpómene se convierte en poesía.
Leonor Mauvecin

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