miércoles, 16 de junio de 2010

No debe ser este el titulo que recorra el mar de la memoria / Alexis Comamala


Desde el horror de sus bostezos son los primeros asesinos de la ternura
Roque Dalton

TITULARES DEL DIARIO DE HOY:
¿QUÉ TIENE GANAS DE DECIR EL-YO QUE AGUARDA DETRÁS/ADENTRO DE ESTE CUERPO?

No debe ser este el título que recorra el mar de la memoria.
Entonces, qué debe ser este canto, este grito, este vómito.

Las imágenes de Malvinas por televisión,
no recuerdo si a color o blanco y negro,
difusas ya, pero certeras.
Plomos cruzando el día y la noche.

Ella es la caja preferida de nuestros recuerdos.

Este es un poema, un intento de matar la inocencia,
lo que sucede cuando la conciencia nos llega.

25 de junio de 1978,
Argentina gana el campeonato mundial de fútbol en casa,
nazco un año después.
A mí no me gusta el fútbol,
me gustaba pero ya no me gusta.
Simple: no me gusta.
No sé qué es lo que odio.

No es por ese aniversario que no me gusta,
es por los dos goles en contra
que metí en un mismo partido 
con diferencia de veinte minutos entre uno y otro
cuando tenia ocho años.

Jugábamos en un descampado a dos cuadras de casa,
cerca de la barranca
con camisetas Zazo naranjas,
igual que la Naranja mecánica.


Creo que debo reconciliarme con el fútbol.
Creo que debo reconciliarme con la casa.


Casa es esto que nos contiene.
Casa ésta llena de periodistas.
Casa ésta llena de milicos.
Casa ésta llena de balas que matan.
Casa es mi madre.
Casa es mi padre.
Casa es mi abuela Uti y mi abuelo albañil.
Casa es una casa para pocos.

Todas las casas fueron casas para pocos.

Casa es un lugar lleno de cuerpos sin nombre.
Casa ésta llena de jugadores.
Casa ésta llena de poetas muertos.
Casa ésta llena de revistas, libros y diarios quemados.
Casa ésta llena de silencios.

A mí me gusta el silencio, pero no el de mi casa.
Odio los gritos y prefiero la muerte digna.

Casa es un lugar para el olvido.

Afuera está el mar con sus consecuencias,
con lo que se olvida y se anida.
con los recuerdos inventados.

Para seguir debemos inventarnos recuerdos.

El corazón necesita de mentiras bien hechas
que cambien este país.


Alfonsín es el padre de la patria.
Alfonsín es el padre del olvido.
Es diciembre de 1983.
Tendríamos que nombrar a otros
pero con este muerto alcanza de momento.

Olvidar por decreto,
no es bueno,
no es bueno olvidar el nombre
de los que nacen
ni de los que mueren.

Este ha sido siempre un tiempo nuevo
donde la política es un sello de muerte.

Mi abuela miraba a Don Neustad y a Mister Grondona,
y yo los odiaba porque no podía ver mi serie preferida.
Ya no sé qué es lo que prefiero.
Ahora los odio por otras cosas, también.

Mi memoria es fotográfica,
tengo fotos de todos ustedes.
Tengo fotos no reveladas
de mis tíos muertos en el baño de su casa.
Ellos cayéndose, eso dice mi madre.
Y mi padre no habla, calla.
Mi madre habla pero calla.
No puede decir todo.
Porque todo sería una cortina negra de humo
tejida en la familia de mi padre
que nos dejaría a la intemperie.

Entonces
mi padre llorando
sentado en la escalera de mi casa
desde que sucedió lo que sucedió,
día tras día en busca de calmar lo que no se entiende.

La causa está abierta, me dijo mi prima hace poco.
Se dice que,
se dice que murieron,
se dice
murieron asfixiados por el gas en el baño
despedido por una garrafa.
Mi prima estaba a metros sobre la cama
esperando a sus padres.
Ellos nunca salieron del baño.
¿Cuántos años le costó a mi prima salir de encima de la cama?
¿Cuántos años le costó vivir de otra manera?

Yo no puedo contarlo todo.
Esta es la casa de mis tíos aquí,
¿La ven?
fue volteada para construir un edificio en barrio Pueyrredón.

La causa no fue cerrada.
Quedó en suspenso como un gas denso, toxico, inescrutable.

A mi padre le encantan los militares.
Pide a veces cuando lee, escucha o ve noticias policiales,
que vuelvan las oscuras golondrinas a su balcón.
Al balcón de la casa.
Al balcón de la patria.

Mi padre me enseñó quién es Tosco,
él lo admira, “no choreaba” dice.
Mi padre me enseñó quiénes fueron los militares.
La memoria es selectiva, ergo, yo prefiero a Tosco.

La memoria no ocupa lugar.

El cuerpo humano se compone de diez sistemas
tiene doscientos seis huesos.
A algunos se los rompían con un palo, dijo a los huesos. 

La mano consta de una palma ancha
y de cinco extremidades.
A algunos los ataban de ahí por días.

La memoria de un hombre registra los movimientos del viento.

Si no tuviéramos el pulgar no podríamos agarrar las cosas por su tallo.
La memoria ocupa un lugar inmenso
del tamaño de ochocientos dinosaurios puestos a cantar boleros.

El pasado es un bolero mal cantado.
A mí no me gustan los boleros.

Me gustan los ojos, los llamados globos oculares
que tienen la medida de dos coma cinco cm.

La memoria por momentos exagera.
La belleza también es un bien público.

La muerte de los diez sistemas del cuerpo humano,
hoy, en el mundo, dependen de quiénes tengan
más exagerado el sentido de las armas químicas que el de la ternura.

La memoria del pueblo es un arma cargada de futuro,
la poesía es un arma cargada de pasado.
La poesía es un trapo útil no sé muy bien para qué.


Alexis Comamala

(Leido en la jornada Escena y Memoria. Memorias a escena: poéticas personales sobre el 24 de marzo. Teatro Real, Córdoba, marzo de 2010 y publicado en la homónima antología en marzo de 2011.)


7 comentarios:

Leonor Mauvecin dijo...

Excelente!!!! qué más puedo decir , sólo alguna lágrima y el consuelo de lo bello
Leonor

Unknown dijo...

muy bello!!

Alejandro Schmidt dijo...

che alexis,excelente,una alegría,abrazos

ca dijo...

yo tampoco se bien que es lo que odio, y sigo buscando que es casa...

saludos!
bonito blog!

carolina

sm dijo...

Hola Alexis,

muy buen poema, aplauso.

silvio mattoni

sm dijo...

Hola Alexis,

muy buen poema, aplauso.

silvio mattoni

Unknown dijo...

Gracias Leonor, Betania, Alejandro, Carolina y Silvio por sus elogios. A seguir trabajando en esta parte del mundo.
Alexis

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