Foto: Alexis Comamala
A los que se saben mover hay que felicitarlos
porque aprenden desde la infancia
a esquivar todo tipo de accidentes.
Ya en sus largas adolescencias
comienzan con los esguinces
frente a las hojas de otoño
y sus cinturas adquieren tanta habilidad
que sorprenden a su propia naturaleza.
Después
el ejercicio mímico
transforma su piel en gelatina
para recuperar en todo instante
la sonrisa del triunfo.
Y así los que se saben mover
conquistan el mundo con finas palabras
acentuando a la perfección las esdrújulas
y las eses
para esconder la secreta muerte de sus almas.
Rodolfo Privitera (Buenos Aires, ? - 2010)
De Nadar de espalda, Ediciones Argos, Córdoba, 2010.
1 comentario:
Leer el mundo blog, bastante bueno
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