Voy desde Ella hacia mí, es Ella la que viene, voy desde mí
hacia Ella, es Ella la que está, regresada de mí, que sigo en Ella, recorrida
en el cuerpo de ambos, en esmerada propagación que viene y va, que recorre en
Ella lo que en mí retiene su cavidad que llega, soy Ella en el cuerpo que la
toma, soy yo en su estremecimiento, en la alegría que nos lleva a ser cada uno
el cuerpo del otro, más y más sumergidos, más y más penetrados por la gran
cavidad que nos alaba, somos continuamente llamados, continuamente incluidos,
somos un único recorrido y su alabanza, la tensa expansión de los gerundios, no
hay empeño, no hay comienzo ni fin, no hay ninguna posibilidad para lo
imposible, hay la unidad amante, yo sobre mí en Ella sobre mí, Ella sobre sí en
lo mismo de mí que la contiene, no hay recuerdo, no hay postrimerías, no hay
presente ni pasado, nada se aleja en pose de descanso, no hay combate, es el
único suceso en la actualidad de su único suceder, vos en mí, yo en vos, cada
uno en pos de sí en el otro que posee, sólo apariencia, interior de la
apariencia , profundidad de la apariencia, vos y yo en nuestro único suceder de
límite apetente, más y más demorado a medida que su celeridad avanza, más y más
denodado a medida que nuestra apariencia crece.
Luis O. Tedesco
En Lomas del Mirador.
Losada, 2006.
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