Si hubiéramos acertado a levantar una casa donde guarecernos
y no un guadal
un domicilio por fuera de la intemperie.
Igual la tormenta nos encontraría
sin dónde caer
a medio levantar la ropa
el rancho
a medio vestir
a medio llenarse los ojos de arena
el pelo de arena
la casa de arena.
Acá el viento también empuja
arrojarse al mundo
siempre desde la misma piedra.
De Lobo alucina.
Borde Pedrido, 2018.
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