Foto: Alexis Comamala
dios es un mendigo chiquito hurgándose los pies
escupiéndome saliva con comida cuando habla
ellas cayeron también
escuchan el filo de los dientes encerrado en la cabeza.
duelen más que dos idiotas
clavándose alfileres en los ojos para ver líneas
para verlas enemigas criticando o planeando con astucia
estrategias corruptas sobre lo sexual,
sentadas en la parte más sucia de la noche de invierno.
Espero también el cupón que me permita destruirlo todo
desgarrar incólume la piel,
la humillación del hombre que se acerca
matarlo de a poquito,
esperarlo en la esquina de su fracaso
desarmarle los anillos que lo sostienen para llegar hasta mi.
No existe la piedad fuera de uno misma.
No existe ser buenita mirándolo al dios-madre
que nos abandona cada vez
no existe llorar como una niña chiquita
ante los vestigios de su nombre.
Reclamo mi cupón para destruirlo todo,
para llenarme de esqueletitos las manos
Crecen para adentro
de la nuca
de los ojos
de la pollera
de la nariz
Crecen para adentro
los racimos
de estar solos.
Cecilia Romero Messein (Río Cuarto, Argentina 1984)
de Detalles de las moscas sobre el alambre, Cipres Ediciones, Córdoba, 2010.
de Detalles de las moscas sobre el alambre, Cipres Ediciones, Córdoba, 2010.
4 comentarios:
Me gusta el cierre de este poema. Y la resignación que noto en su lamido existencial. Nos vemos. abrazo y saludos.
nicolás jozami
No me gusta. Es rebuscado, poco claro, nada claro, hasta diría...
Está cargado de soledad, como si todo se redujera a algfo muy chiquito....
gracias Nico por tus comentario. Le dire a ella. Nos vemos
Gracias por tu comentario del no me gusta anónimo, ella dice que esta bueno la no complacencia con el mundo.
Alexis Comamala
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