I.
Sigue lloviendo
como si ya no fuera suficiente
que los ríos se hayan desbordado
que las vertientes
hayan perdido su belleza y su música
y sean hoy
dañosos toros de agua.
Sigue lloviendo
como si alguien aún pudiera
celebrar la frescura del agua necesaria.
No podemos sentir
esa felicidad que siempre trae la lluvia.
Sólo la invasión de la pena
la desesperación por lo inundado.
Sigue lloviendo
pero esto ya no es lluvia.
Es una maldición.
Un agua tenebrosa
en la que sólo flota la tristeza.
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De Actividades prácticas.
Narvaja Editor, 2018
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